Convivir con el TDAH

Cuando contamos en la familia con un niño con TDAH, la convivencia puede tornarse aun más ardua, ya que las manifestaciones del trastorno pueden influir de manera muy negativa tanto en el afectado como en el núcleo familiar.

Por ello es imprescindible que los padres aprendan acerca del trastorno y acerca de las formas adecuadas de gestionarlo, para poder ser capaces de crear en el hogar un clima favorable donde reinen la armonía, la comunicación y la empatía, haciéndolo beneficioso para todos los miembros.

Para ello, vamos a analizar cuestiones básicas que pueden presentarse a cualquier familia acerca del TDAH, para invitaros a reflexionar sobre ellas y analizar la mejor forma de actuar al respecto.

¿Cuáles son los aspectos que más preocupan a la familia de un niño con TDAH?

Podríamos señalar sin lugar a dudas que el futuro; cómo les va a influir el trastorno en su desarrollo académico, laboral, social y personal. Esta incertidumbre está íntimamente ligada al tratamiento, a su duración, a su adecuación a la sintomatología propia del niño, etc.

Debemos tener presente que uno de los aspectos principales del tratamiento es la prevención de la presencia de aspectos negativos en el futuro. Por ello, el encontrar una intervención adecuada y adaptada a las necesidades del niño va a contribuir de manera positiva en la evolución que presente el trastorno a lo largo de su crecimiento.

¿Cuáles son los aspectos que influyen en la evolución del trastorno?

La inhibición de estímulos, la capacidad de autorregulación, la dificultad en la toma de decisiones, dificultades en el comportamiento, etc. Son muchos y variados los síntomas que pueden presentar los niños con TDAH, y dependiendo de cada uno presentaran unos u otros y con diferentes intensidades. Por ello, porque el trastorno no es estático, debemos comenzar la intervención y tratamiento con el niño sobre las áreas en las que más dificultades presenta cuanto antes, como factor de protección a futuras dificultades añadidas con la llegada de la adolescencia.

¿El tratamiento es para siempre?

No es una pregunta con respuesta cerrada, puesto que es necesario comenzar el tratamiento (psicopedagógico, farmacológico o combinación de ambos) y observar la respuesta del niño, si se da una evolución y mejora de la sintomatología sobre la que se ha trabajado.

Si que es cierto que la familia debe conocer que, con el tiempo y a medida que el niño crezca, se dará una reducción de la sintomatología y habrá aspectos que vayan mejorando con la edad hasta llegar a ser adultos plenamente funcionales.

APANDAH